La niña empieza a despedirse de mí para dar paso a la mujer. Dice que no quiere, bueno que sí, que quiere hacerse adulta sin pasar por la adolescencia. Le digo que eso no es posible. La transformación precisa de tiempo. Y este es uno fascinante. También que la voy a acompañar siempre.
Porque todo que aprendemos sobre el mundo de una forma lo suficientemente intensa como para marcarnos, va a influir en cómo me comporto y en cómo me relaciono, la mayoría de las veces, sin que me de cuenta. Y no todo nos ayuda. El trauma nos limita. Vivimos en piloto automático dejando que nuestras creencias, a veces aprendidas a través de malas experiencias que no tienen por qué repetirse, dicten nuestras vidas.
La comunicación es como una baile. Para disfrutarlo hemos de prestar atención a nuestro diálogo interno y así trasnmitir lo que decimos de la forma que queremos decirlo, sintonizando con el que tenemos delante.
En la cultura de la acción, a veces confundimos esfuerzo con desgaste y nos perdemos la vida tratando de llegar a un objetivo que ni siquiera está alineado con aquello que queremos ser. En este artículo hablamos de las claves para disfrutar del camino.
No nos enseñaron a amarnos. Somos descendientes de esa generación de mujeres que nos abrían la entrada a la independencia…
Creo que toda esa energía que gastamos tratando de complacer a todo el mundo deberíamos usarla en trabajar para gustarnos más…
Hoy me he regalado flores. Porque, a pesar de que nos hemos levantado con tiempo y ganas, el día no ha…
Yo era una de esas niñas que buscaban tesoros en cajones olvidados y eso era algo especialmente divertido en la…
«Todo gran poder implica una gran responsabilidad». Esta frase de «Spiderman», que vi con mi hijo el otro día, llamó…
—Tienes un dragón dentro. Es un dragón salvaje y tenemos que domarlo. Yo te voy a ayudar, ¿vale? —le dije…