Cuarto día post-aislamiento en estado de alarma. Para una mente acostumbrada a un ritmo de vértigo este parón forzoso puede ser una auténtica pesadilla. La clave para poder afrontarlo es la ACEPTACIÓN, que no la resignación.
✓ Aceptas cuando, a pesar de que una situación no te gusta, te centras en aquello que puedes hacer para salir fortalecido de ella.
✘ Te resignas cuando asumes el rol de víctima, anulando cualquier posibilidad de acción, creando resistencias (en forma de pensamientos, emociones negativas y actitudes que restan) ante un hecho que va en contra de tus expectativas o planes.
Solemos confundir aceptación con resignación. Nos cuesta aceptar las situaciones difíciles, pensando que, de hacerlo, estamos dándonos por vencidos ante ese contratiempo. Pero aceptar es, simplemente, no invertir un exceso de tiempo en pensamientos y emociones que nos desgastan y utilizar toda esa energía para crecer.
Y esto no significa que estos días no nos sorprendamos lidiando con pensamientos o titulares mentales parecidos a estos:
☢ Lo peor es lo que viene después.
☢ 24 horas al día con dos niños de menos de 5 sin poder desfogar en el parque o ese macabro experimento sociológico.
☢ Cómo hacer un informe con un ejército de gremlins en mi salón y no morir en el intento.
☢ El coronavirus anda suelto y mi padre en el Ldl.
☢ Dicen que se puede hacer deporte en el salón, venga voy a intentarlo.
☢ Mejor le doy al yoga.
☢ Hoy se estrenaba taller, ese que llevaba preparando tanto tiempo…
☢ Mañana es el día del padre, y no puedo celebrarlo con el mío…
Pero, en cuanto los detecto, trato de darles la vuelta. Hace tiempo que me propuse aceptar la vida como viene, y esta técnica, que Steve Covey publicó allá por los 90 me ayuda a conseguirlo. Así es como estoy afrontando este aislamiento y cómo ayudo a enfocar algunos problemas de mis alumnos. Os lo cuento en forma de ejercicio, por si os sirve.
Dibuja estos dos círculos concéntricos en un folio y…
⇝ Escribe en el del centro todas aquellas cosas que dependen solo de ti mismo, es decir, aquellas que puedes modificar.
⇝ Anota en el círculo de fuera, todas aquellas que no, que escapan a tu control.
Al hacer esta práctica cada vez que algo nos preocupe, notaremos que, simbólicamente, dejamos fuera de nuestra mente todo lo que no es productivo porque, hagamos lo que hagamos, en realidad, no tenemos control sobre ello. Al mismo tiempo, nos ayuda a reflexionar sobre los cambios que podemos hacer en nuestra vida en aquellas facetas en las que tenemos influencia directa en forma de decisiones.
La semana pasada (parece que fue en otra vida), un alumno lloraba en mi despacho porque iban a expulsarle, según él, injustamente, por haber discutido con una compañera. Le preocupaba la reacción de sus padres, lo que su tutor pensaría sobre él y las posibles consecuencias que tendría.
Esto fue lo que escribimos en el círculo de preocupación (lo que no dependía de él en ese momento):
- Lo que haga o piense mi tutor.
- El castigo que decidan mis padres.
- Las repercusiones en mi relación con los compañeros.
- Lo que hice en el pasado y que ya no puedo cambiar.
Y esto fue lo que pusimos en el círculo de dentro, el de influencia (lo que sí puedo controlar):
- Lo que yo hago para enmendar la situación: pedir disculpas a mi compañera, hablar con mis profesores y mis padres, contarles lo que pasó realmente.
- Asumir que soy responsable (qué palabra tan maravillosa, responsabilidad) de lo que dije, que asumo las posibles consecuencias y que no volveré a hacerlo.
Nuestra cabeza va más rápido que nosotros, se anticipa. Ninguno de los miedos de mi alumno se ha hecho real (a día de hoy está en casa y sus padres con otras cosas más serias en las que pensar). Lo cierto es que nadie sabe lo que nos depara el futuro, por tanto, ocupémonos de aquello que podemos controlar en el presente, que es, únicamente, lo que pensamos, decimos, sentimos y hacemos nosotros.
Todo lo que queda fuera del círculo de influencia nos desgasta y nos divide.
❧ Lo que podría haber hecho y no hice en el pasado. O lo que tenían que haber hecho y no hicieron los políticos demás.
❧ Lo que no ha salido como esperábamos que saliera: todos los planes, celebraciones, proyectos y eventos (y talleres) que teníamos previstos y que tenemos que aplazar.
❧ Lo que piensan, sienten y hacen los demás (el vecino que sale a correr y se salta la cuarentena, mi padre en el Ldl).
❧ Lo que pasará en el futuro: una crisis económica, una pérdida de empleo…
Pongamos el foco en todo aquello que está en nuestra mano para cambiar lo que queda dentro de nuestro círculo de influencia. Podemos aprovechar este parón forzoso para:
1. Hacer todos esos millones de cosas para las que no solemos tener tiempo: ordenar cajones a lo Marie Kondo, dejarnos la mascarilla los 20 minutos que recomienda el envase, escribir un diario, leer, llamar a esas amigas que hace tiempo no escuchan tu voz, cocinar con tiempo, terminar ese álbum…
2. Aquietar la mente: El mundo se ha parado, bajemos de ese tren de vida frenética que llevamos normalmente y dediquemos un momento a contemplar. Toca parar la mente. Hace tiempo empecé a grabar mis propios audios de relajación, los que sé que me funcionan y no me acaban desesperando por largos o cansinos. Esta semana decidí subirlos a ivoox y youtube para compartirlos con aquellos que pudieran necesitarlos, os dejo uno por aquí:
3. Disfrutar de nuestros hijos de una manera más pausada, sin prisa ni expectativas. No nos engañemos, estar 24 horas al día encerrados entre cuatro paredes no es fácil para nadie. Por ello, reduzcamos nuestra actividad a lo imprescindible, aprovechemos esta oportunidad única para conectar de otra forma con ellos. El tutor de mi hija nos ha enviado tareas para ir haciendo cada día y agradezco que sean tareas realistas, no algo inasumible para unos padres desbordados por una situación difícil ya de por sí.
Como orientadora, creo que esta es UNA SITUACIÓN EXCEPCIONAL, y excepcionales han de ser las medidas que se lleven a cabo. No se puede pretender que en casa los chavales lleven el mismo ritmo que en el aula. Está claro que han de trabajar cada día para no perder el hilo, pero ha de ser un trabajo razonable, llevadero para las familias, no una fuente de estrés añadida a un confinamiento de tal magnitud.
Hagamos cosas que podemos disfrutar con ellos, que son verdaderamente productivas en estos momentos: una relajación, un ejercicio de agradecimiento, una lista de cosas positivas que nos podemos llevar de estar en casa, inventar un cuento… Claro que también podemos hacer fichas y ejercicios para automatizar destrezas, pero esto ya está siendo muy duro como para aumentar la tensión en el hogar con un listado de tareas y contenidos que, sobre todo para los niños con dificultades y sin recursos, es un incremento innecesario de ansiedad.
⇝ Para los más pequeños, cantar y bailar son los mejores ejercicios de psicomotricidad, las tareas del hogar trabajan su autonomía y gestionar sus emociones desde la calma y los cuentos todo un reto. Para trabajar la aceptación suelo recomendar “Así es la vida”(Ana Luisa Ramírez) que Lorenzo Hernández Pallarés recita así de bonito en este enlace:
Una práctica que a mí me funciona en esta franja de edad es la que llamo los imanes de las cosas importantes: “Mami quiero esto”, “Mami me ha dicho tonto”, “Mami te tengo que contar una cosa muy importante”, “Mami …”, “Mami …”, “Mamiiii….” Pues mami también necesita sus ratos para trabajar, leer o recoger la cocina, así que, si no es algo urgente, les propongo escribirlo o dibujarlo, pegarlo en el frigo con su imán y después hablarlo con la presencia que merece. No es infalible, lo advierto, pero cuando sucede es glorioso.
⇝ Para los alumnos de los últimos cursos de primaria y secundaria, podemos aprovechar estos días para reforzar las técnicas de estudio, en este otro artículo hay algunos vídeos para ver, ahora que podemos sacar algo de tiempo para ello. Una de las cosas que trato de inculcar a los padres de los alumnos de estas edades es la importancia de la autonomía.
4. Reflexionar. Tomar consciencia del tipo de relación que tengo conmigo mismo y con el que tengo al lado y qué puedo hacer para mejorarla.
5. Aceptar nuestras emociones. Las que no nos gusta sentir, también. Porque, no nos equivoquemos, es normal que tengamos ganas de salir volando por la ventana varias veces al día y no es momento de juzgarse por ello. Escríbelas, sácalas fuera.
6. Controlar Gestionar nuestros pensamientos: Lo cierto es que no sabemos lo que va a pasar, pero esto también pasará. Y nos ocuparemos de ello cuando toque.
No tenemos planes para hoy. Ni para mañana, ni para pasado. Es un buen momento para ralentizar. No hemos podido decidir las cartas de este juego, pero sí cómo jugarlo. Así que yo he decidido quedarme con…
✹ Los bailes sin reloj en el salón. El I will survive de Gloria Gaynor, dejar que mi hija me maquille pintarrajee la cara sin mesura para reírnos como hacía tiempo que no lo hacíamos.
✹ La actitud solidaria y acuerdos que estamos adoptando el padre de mis hijos y yo para que a ellos les afecte lo menos posible pensando en un bien mayor para todos.
✹ Las llamadas y videollamadas, los miles de mensajes, las ganas de compartir y de unirse en la distancia de mi gente.
✹ Las tarta que los vecinos dejaron a Charo en su puerta, una anciana que vive sola y que emocionada, salía a dar las gracias a su balcón. (Puedes leer sobre ello pichando aquí: https://www.madridiario.es/noticia-social/charo-cumple-anos-y-este-es-el-gesto-de-sus-vecinos-de-lavapies.html )
✹ Los aplausos de las 8. Y los conciertos de piano, ópera, el Circo del Sol y el resto de cosas maravillosas que los vecinos españoles salen a hacer al balcón.
✹ El Quédateencasa Festival, los recursos bibliográficos y audiovisuales gratuitos…
✹ La iniciativa para enviar cartas a pacientes aislados en los hospitales y otras lecciones de humanidad.
✹ La oportunidad del silencio, de conectar con nuestro interior.
Ante la adversidad tenemos la oportunidad para decidir si unirnos o desgastarnos en la división y el miedo. Yo elijo lo primero.
El amor es la ley suprema. Bono (U2).
Es fantástico lo que escribes, Inma. Te felicito
Tú sí que lo eres Amparo, lo destilas en cada email que nos mandas desde la línea de fuego. Aprovechemos este parón para centrarnos en lo importante y crecer más unidos que nunca.
Gracias por tus palabras.