Empecé a escribir este artículo como una guía sobre disciplina positiva y gamificación, pensaba contaros cómo estoy gestionando el confinamiento con los pequeños, hablaros de mis pizarras y las estrellas que pintamos cuando cumplen las normas. De cómo a veces acabo sobornándolos con Kinder Bueno porque, por muy orientadora que sea, también soy humana y hay días que no doy para más.
Pero la vida y mis artículos adquieren forma conforme los voy escribiendo, y estos días los vínculos han tomado protagonismo, haciéndome entender que si quería que las estrellas y la pizarra funcionaran, y funcionaran de verdad, tenía que dedicar más tiempo a fortalecer el lazo con mis hijos porque, ¿quién quiere un Kinder Bueno pudiendo tener a algo mucho mejor?
Y es que, cuando los niños tienen una fuerte conexión con sus padres, están más predispuestos a cooperar. Y eso no significa que lo vayan a hacer a la primera, solo que tardaremos menos en convencerlos para que lo hagan y lo harán de otra manera, menos agotadora para nosotras, sin necesidad de recurrir al castigo.
Con los animales y sus guías ocurre lo mismo, de ahí que, cuando empecé la formación como educadora canina, las primeras sesiones se centraran en estrechar el lazo que tenía con mi recién encontrado perro, Luck. En aquel momento él aún no confiaba del todo en mí por su historia de abandono y maltrato y yo tampoco terminaba de fiarme de sus reacciones, básicamente porque no las entendía. Así que tuvimos que dedicar un tiempo a observarnos, entendernos y aprender a confiar el uno en el otro. En otras palabras, a crear y fortalecer el vínculo. Mis profesores sabían que sin eso no había aprendizaje posible.
Y es que, en cualquier relación, de pareja, amistad, trabajo, entre docentes y estudiantes… cuando se establece una fuerte conexión entre las personas surge una motivación desde dentro por agradar y cooperar entre ellas. El vínculo nos predispone a aprender del otro porque confiamos en él, entonces nos abrimos y surge la magia.
Pero, ¿qué es eso del vínculo?
La palabra procede del latín y significa unir. Durante los primeros años los vínculos actúan como la resina de un árbol, nos protegen y nos ayudan a crecer, aportándonos seguridad para explorar el mundo de forma cada vez más autónoma.
Las primeras investigaciones sobre el papel de estos nexos en nuestro desarrollo vinieron de la mano de Bowlby y su teoría sobre un tipo de vínculo muy especial que se produce entre madres (sobre todo) e hijos los primeros años de vida: el apego. Este autor evidenció que esas primeras relaciones y la forma en que nuestro cuidador principal atiende nuestras necesidades influye en nuestro desarrollo en todas sus esferas determinando, también, la forma de relacionarnos con el otro en la edad adulta.
Lo interesante de todo esto es que, en las primeras hipótesis, se reducía la posibilidad de generar una relación de apego en los primeros años a la figura de la madre. Numerosos estudios realizados con posterioridad han demostrado que cuantas más personas de referencia afectiva tenga el niño, mayor seguridad en el mundo percibirá, por tanto mayor enriquecimiento y resiliencia para él.
Además, un lazo seguro establecido con un profesor, puede compensar una relación desestabilizada con otra persona, por ejemplo, en el caso de un niño que sufre maltrato en el hogar. De ahí que considere fundamental que cuidemos la relación con nuestros alumnos, que busquemos ese espacio íntimo con cada uno de ellos para formar un clima agradable en nuestro grupo aula y que esta se convierta en refugio y fortaleza para ellos.
El vínculo es como esa reacción que convierte el encuentro entre dos personas en una transformación para ambas. Creo que tiene un papel fundamental en el aprendizaje y que se habla poco sobre él. Pero, ¿cómo podemos fortalecer esos nexos con los niños?
Claves para crear y mantener el vínculo con nuestros hijos y alumnos:
★ Respeta su espacio y sus tiempos: Lo de estrechar lazos, para una madre que ve a sus hijos de forma intermitente, es especialmente importante y, a veces, complicado. El confinamiento vino con una inicial rebeldía de mi hijo pequeño que se hacía más evidente en los momentos de separación, hasta que me di cuenta que tal vez necesitaba de ese espacio y ese tiempo para acomodar emociones, para permitirle echar de menos. Así dejé de recurrir a las recompensas en forma de chocolatina como recurso habitual, y empecé a observar, a esperar, a darle su espacio… A reconectar. En ocasiones solo hay que tomar cierta distancia de las cosas para verlas con más claridad.
★ Practicar con el ejemplo o cómo mantener el equilibrio entre los límites y la libertad: Observando las camadas de mis perros aprendí que las mamás en la naturaleza se centran en dos cosas los primeros meses con sus crías: marcar los límites y enseñar con su ejemplo (no podemos esperar que lean si nosotros nunca lo hacemos). Una vez hecho esto, los sueltan y confían. Y confiar no es dejarles hacer lo que quieren en cada momento, es darles libertad fijando unas normas con antelación a que aparezca el conflicto: pocas pero sistemáticas y, a ser posible, sobre todo si son adolescentes, consensuadas.
En ocasiones tendemos a controlar el tiempo libre de nuestros hijos, sometiéndolos a horarios estrictos para que no se aburran, para no tener que discutir sobre el uso de la tablet o el móvil. Hemos de soltarlos, pero hacerlo con una red de contención que les permita saber hasta dónde pueden llegar. No pasa nada por decir que no y se puede hacer con cariño.
★ Evita las luchas de poder: Cuando los niños nos desafían una vocecita interior nos pone en guardia y parece decirnos “no dejes que se te suba a la chepa”. Pero esa rebeldía de los primeros años es una búsqueda de su propia voz y, aunque no siempre vayamos a satisfacer sus deseos, al menos debemos escucharlos. A veces las rabietas son fruto de una necesidad no satisfecha, de escucha, de mirada, de contacto físico. En mis hijos lo veo a diario, a veces solo tengo que agacharme a su altura, mirarles a los ojos y escuchar su demanda para vencer esa resistencia. Eso no significa que vayamos a darle todo lo que piden en cada momento.
★ No eres su dueño, eres su guía en el camino. No le dices a una semilla que florezca, solo la acompañas, la riegas, la observas, le proporcionas las condiciones óptimas para que crezca. Con los niños ocurre lo mismo, hemos de marcarles el camino, guiarles, pero confiar en ellos potenciando su autonomía.
★ Juego, juego y juego: Mi hijo puede pedirme jugar a lo mismo 20 veces seguidas y nunca se cansa. Es un juego muy tonto en el que nos convertimos en leones, damos dos vueltas en círculo y fingimos un combate que siempre acaba con pedorretas en la barriga. Este tipo de juego de interacción se llama circular e implica una forma sistemática de jugar con un niño. Reconozco que no siempre tengo las mismas ganas ni la paciencia, pero desde que me tomé lo de fortalecer el vínculo como una prioridad se ha convertido en un momento sagrado que hasta disfruto. Ahora soy yo quién se lo pide y he notado cambios asombrosos en su conducta.
★ Cuestiónate: Tanto si eres profe como si eres padre o madre, has de saber que su oposición, salidas de tono y sus rabietas no son algo personal. A veces reaccionamos ante nuestra propia vulnerabilidad, los demás solo nos hacen de espejo. Soy una firme defensora de que todo buen docente debería hacer, como parte de su formación, un trabajo de crecimiento personal, del mismo modo que un buen terapeuta debe haber trabajado primero con su sombra para poder ayudar a los demás a lidiar con ella y sacar su luz. Gestionar una provocación y no reaccionar ante ella, tanto en el aula como en casa, requiere confrontar nuestras propias emociones y cuestionarlas.
★ Incorpora rituales que proporcionen experiencias positivas a diario: En educación solemos hablar de la importancia de las rutinas porque ayudan a los niños a anticipar situaciones aportándoles seguridad, por ejemplo, la asamblea por la mañana. A mí me gusta hablar de nuestras pequeñas tradiciones rituales. Para mí la diferencia fundamental entre un ritual y una simple rutina es la intención consciente que le pones a lo primero. Un grito de guerra y un chocar las manos en cada despedida para insuflarles fuerza, un agradecimiento y te quiero antes de dormir para terminar el día con buen sabor de boca, un abrazo al terminar de secarlo con la toalla antes de ponerle la crema para decirle al cuerpo que es hora de relajarse… Son momentos especiales que ellos acaban esperando y nos ayudan a conectar.
El vínculo o eso que hace que puedas sentir a esa persona incluso aunque no la tengas cerca. Eso que pasa cuando tu perro apoya la cabeza en tu pie de una forma que solo hace cuando estás triste. Eso en el momento en el que estás pensando en alguien y de repente te llama. Es esa conexión que los niños sentían con Luck y que les hacía aprender mejor. Me gusta pensar que es ese lazo invisible que nos conecta a todos.
Decía Gary Snyder (poeta y para mí el verdadero padre del zen tal y como lo conocemos en occidente) que la naturaleza no es un lugar para ir de visita, sino un hogar para habitar y habitarnos.
Para mí el verdadero hogar es ese sitio donde siempre quieres volver y está hecho de los vínculos que nos sostienen. No tiene por qué ser necesariamente una casa, puede ser una persona, un contexto, una melodía… Puede y debe ser un colegio.
Hoy me despido con la escena de una película que habla de vínculos, los de un padre con su hija, los de una niña con la música y con un yeti que habla con la naturaleza, con nuestra forma de comunicarnos y relacionarnos con ella. Una escena que tiene como banda sonora una de esas canciones mágicas que nos recuerda que las luces siempre nos guían a nuestro hogar y que en él siempre habrá alguien para sostenernos.
Queridos profes, seguid siendo el hogar y la suerte de quién os encuentre.
A Luck, mi gran suerte. Gracias por nuestro vínculo que tantas sonrisas nos deja. D.E.P.
Me ha encantado el artículo, lo he disfrutado mucho y me sirve para recordar y reforzar mi mirada hacia la importancia vital de los vínculos en el crecimiento personal y relacional.
Pues me encanta que sea así, muchas gracias por decírmelo😊
Gracias, El vínculo, hace que podamos recogernos a nosotros los Padres, como niños tambien, y bajar nuestras exigencias que solo provocan rigidez y malas caras. Si los padres estamos relajados los hijos descansan y se abren.
Es cierto, ellos reflectan nuestro estado emocional. Gracias por tu aportación!🙏
En ocasiones a los padres se nos olvida poner la atención en lo mas importante, en lugar de lo que en la locura de nuestro día a día entendemos por “urgente”, quizá esta época que nos está tocando vivir sea una oportunidad para pararnos a reflexionar, respirar y ver lo necesario e importante que es fortalecer el vinculo con nuestros hijos, …gracias Inma, fabuloso articulo ! Siento tú perdida, Luck, D.E.P.!!!
Gracias preciosa… es cierto que este parón ha puesto luz en sitios que estaban oscuros. Y cada día un poco mejor, deja un vacío grande pero lo siento conmigo.
Un abrazo! Y gracias🌻
Inma, que mágicas palabras,
que me han trasladado a la magia de la conexión;
ese vínculo sagrado con el otro, cuando la dualidad desaparece para ser UNO.
Y en ese ser UNO, esa comunión sagrada, se toca el UNIVERSO, porque transforma los corazones y la conciencia de los que toca y ya no hacen falta palabras, porque solo una mirada, una escucha, un abrazo, un beso lo transmite todo.
Mil gracias por tu regalo en este día lluvioso.
Namasté
🙏
Qué bonita eres Ana, y qué regalo me hizo el universo al ubicarte, de todas las sedes y todos los despachos que había, en ese donde estaba yo.
Gracias.
Inma, no conocía este blog, me lo ha recomendado Flor, y a partir de ahora me declaro fan tuya. Apenas te conozco, pero tu sonrisa al cruzarse con la mía muchas mañanas en el cole de nuestras hijas, me trasnmite alegría y parece tan sincera y pura.. . Gracias por recordar lo que a veces se nos olvida.
Querida Silvia, gracias por tus palabras y sobre todo gracias por poner tu talento al servicio del mundo y crear esos vínculos maravillosos con los niños a través de tus palabras y tu magia alada. Yo ya era fan tuya😊
Un abrazo.