Hoy, 22 de abril, celebramos el día de aquello que nos vincula a todos: La Tierra.
vínculo
Del lat. vincŭlum.
1. m. Unión de una persona o cosa con otra. U. m. en sent. fig.
Todos estamos unidos a través de nuestro planeta, hoy más que nunca, afectados por una pandemia global. Y este mensaje resuena con fuerza en la película que hoy vertebra este artículo. Como sabéis, el cine y la música se entrelazan con las historias que van hilando mis escritos. La casualidad y mi hijo han hecho que vuelva a ver estos días una película cuyo argumento me recuerda la importancia que cada pequeño gesto tiene en nuestro mundo y en el de los demás.
Esa película es Avatar. Ambientada en el año 2154, La Tierra se ha quedado sin recursos energéticos y la única esperanza está en Pandora, la luna de un planeta rico en un mineral que los humanos quieren expoliar a toda costa. Para ello, un grupo de científicos encuentra la forma de habitar este planeta a través de un avatar, un cuerpo alienígena creado con alta tecnología, que puede ser utilizado por una mente humana.
¿Qué cosas nos recuerda Avatar que podemos aplicar en nuestra vida, cuando volvamos a ella?
★ Que todo está conectado. En Pandora los árboles se comunican entre sí a través de una red electroquímica de información por medio de sus raíces, como las sinapsis entre las neuronas. En nuestro planeta algunos descubrimientos científicos avalan que esa comunicación existe y autores como Peter Wohlleben reúnen algunos de ellos en libros como “La vida secreta de los árboles”.
Lo que parece claro es que hasta el más pequeño ser contribuye al equilibrio del planeta, todos estamos unidos, vinculados, de algún modo. Lo que hacemos a los demás repercute en lo que nos hacemos a nosotros mismos, y no solamente en lo que respecta al medio ambiente.
Cada uno de nosotros tiene un papel en la destrucción o conservación de la naturaleza y pequeños gestos como caminar en lugar de coger el coche, preguntarnos de dónde viene lo que comemos o compramos, cuánta energía utilizamos o comprar alimentos sin plástico contribuyen a ese equilibrio.
★ La naturaleza no toma partido, nada es bueno ni malo. Hace unos días leí una frase del Papa Francisco en la que decía que esta pandemia era una forma de la Naturaleza de hacernos pagar nuestro desprecio y nuestra separación con el mundo natural.
Comerciar con animales vivos en un mercado hacinado es, efectivamente, una falta de respeto hacia otros seres que parece ser el origen de esta situación pero hemos de entender una premisa fundamental: la naturaleza no distingue entre buenos y manos, solo tiende al equilibrio. Y nuestra balanza hace tiempo que empezó a inclinarse peligrosamente hacia el abismo. Esto no es una venganza, es el efecto provocado por una causa.
★ El papel del vínculo: O ese lazo invisible que nos conecta. En la película se representa en forma de unos filamentos a través de los cuales los protagonistas pueden conectar con animales, plantas y entre ellos mismos.
Tanto el apego como el vínculo son innatos y básicos para el correcto desarrollo psico-emocional, pero el vínculo no se limita únicamente a la relación que se establece entre las personas, es también un lugar, un espacio, un marco que va a definir el modo en el que los miembros de ese vínculo van a interactuar y la influencia que cada uno ejerce en el otro.
Para Beck (1999), el vínculo influye significativamente en la salud y el comportamiento. Lo hemos hablado en artículos como este
La terapia con animales funciona porque el contacto con un perro o un caballo con el que se ha establecido un vínculo afectivo libera oxitocina (hormona relacionada con el placer), endorfinas (neurotransmisores relacionados con el bienestar) y reduce los niveles de cortisol en sangre (indicador del estrés). Y así se aprende mejor.
El Observatorio de la Fundación Affinity, en colaboración con la Universidad Autónoma de Barcelona, constató que, en los más pequeños, el lazo afectivo con su animal de compañía era el que mejor les ayudaba a superar las emociones de miedo o tristeza, recurriendo de forma habitual a su mascota para abrazarla y encontrar alivio en situaciones de desánimo.
★ La naturaleza siempre se abre camino. La naturaleza es resiliente, se adapta en modo junco a las circunstancias y encontrará la manera de restaurar el equilibrio. Ya lo ha hecho antes. Y no nos necesita para hacerlo.
★ Siempre hay lugar para la esperanza. La famosa primatóloga Jane Goodall estrena documental, se llama La gran esperanza. En él nos recuerda los motivos para no perderla, entre ellos el valor de la educación y el más importante de todos: “el indomable espíritu humano, la gente que no se rinde. He visto lugares totalmente destruidos cobrando vida gracias a personas apasionadas. Creo que esta pandemia está despertando a la gente. Estas son mis razones para tener esperanza”.
Goodall es fundadora de Roots & Shoots, un programa educativo presente en 65 países en torno a la conciencia medioambiental “Donde quiera que vaya, hay jóvenes con ojos brillantes que quieren contarle a la doctora Jane qué están haciendo para conseguir un mundo mejor”. Su web en España, “Raíces y brotes”, es todo un banco de recursos, ecofichas, vídeos de National Geographic… y la posibilidad de visitas a centros aunque eso, claro, tendrá que esperar…
★ Tú decides. Al final, como el protagonista de Avatar, tendremos que escoger entre dos mundos. Esta pandemia nos ha dado una oportunidad única para tomar perspectiva y cambiar nuestra relación con el planeta. Solo hace falta voluntad. Y la voluntad no es solo una cuestión política, depende de las pequeñas decisiones que tomamos cada día.
Para Yuval Noah Harari, historiador y autor de Sapiens, de animales a dioses, un ensayo sobre la evolución del hombre, antes de la pandemia ya existían los recursos tecnológicos y científicos para afrontar esta crisis sanitaria. Pero no había voluntad política y, por tanto, ni el dinero ni la coordinación entre gobiernos. No previeron el desastre hasta que lo tuvieron delante. Algo parecido es lo que pasa con el medio ambiente. La diferencia entre esta pandemia y el cambio climático es que la enfermedad mata más rápido. Pero otra forma de vivir es posible, y cada pequeño gesto es una decisión hacia un lado o hacia otro.
“Nos hallamos en el umbral tanto del cielo como del infierno, moviéndonos nerviosamente entre el portal de uno y la antesala del otro. La historia todavía no ha decidido dónde terminaremos, y una serie de coincidencias todavía nos pueden enviar en cualquiera de las dos direcciones”. Sapiens, de animales a dioses. Yuval Noah Harari.
Una vez más, la decisión es solo nuestra. Quizá llegó el momento de ralentizar el show, el mundo no espera.
Buen artículo. Ojalá despierte en alguien esa consciencia verde que tan necesaria es..
Avatar siempre me ha recordado a tí 🙂
¿Será por que la vimos juntas en el cine? Consciencia verde, me encanta Maestra.
Que bonito…y ahora parece que la naturaleza nos obliga a darle una tregua, porque siempre se abre camino…y a la vez
nos brinda la oportunidad de un nuevo comienzo…vamos a escucharla mejor
Gracias Berta, dentro de nada estamos de nuevo disfrutando de ella y valorándola como merece.