Teoría y práctica del AQUÍ y el AHORA. Con ejemplos.

El mindfulness está de moda. Desde que el médico (y yogui) Kabat Zinn acuñó el término para diferenciarlo de la práctica espiritual de la meditación, el mindfulness (o la meditación en versión apta para todos las creencias) lo peta. Y es tan simple (y tan difícil) como prestar atención deliberada a lo que sea que decidamos atender, las sensaciones durante la conducción, un objeto, el fuego… en definitiva, estar atentos al momento presente.

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Cuanto más nos centramos en el AQUÍ Y EL AHORA, más capaces somos de disfrutar de él. O dicho de otro modo, perdemos mucho tiempo y energía dándole vueltas a aquellas cosas que ya han sucedido (PASADO) y aquellas que estar por venir (FUTURO). Y la mayoría de éstas últimas no pasarán nunca, pero nos imaginamos que sí y eso nos desgasta una barbaridad.

He aquí algunos ejemplos de mi mente en modo sabotaje del disfrute-del-momento-presente de la última semana:

  • El lunes pasado en la cola del super, con el tiempo justo para variar, imaginando a mi hija de 3 años sola en el patio del cole y lloviendo, preguntándose porque su mamá no ha llegado a tiempo a recogerla.

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  • Anoche, mientras cenaba con unas amigas, visualizándome cuando sonara el despertador.

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  • Hoy en el atasco de la autovía, preocupándome por esa madre con la que había quedado a las 9, imaginándomela esperándome con la directora, el inspector, las fuerzas armadas… todos.

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  • En la última clase de yoga, haciendo intentando ponerme patasarriba en sirsasana, pensando en ese regalo que tenía que comprar, esa llamada que tenía que hacer, ese plazo que tenía que cumplir (muy yogi todo, si…)

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  • Esta mañana, mientras vestía a mi cachorra de mal humor, castigándome por tener que llevarla a casa de la abuela para ir a trabajar en lugar de quedarme con ella (y su virus).

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Y he aquí el final de cada una de estas mini historias:

  • Llegué al cole y la niña estaba pintando con una monitora en un aula donde había más niños con madres calamidades como yo. ¡Y no se quería ir!
  • Sonó el despertador y no fue tan duro como lo pintó mi mente anoche.
  • Sólo me retrasé 10 minutos y la madre ni siquiera acudió a la cita.
  • Compré el regalo. Hice la llamada. Cumplí el plazo. Bendita agenda.
  • Hoy, al recoger a mi hija, estaba hasta las cejas de maquillaje y purpurina, el suelo lleno de plastilina y una sobredosis de Clan, o sea, pasándoselo en grande, haciendo cosas que su madre coñazo no le deja hacer (casi nunca). Y feliz. Sobretodo feliz.

Y es que en algún momento durante la cena, y en la cola de super, en el atasco, en clase de yoga, y esta mañana, vistiendo a mi hija… me desconecté del presente, mi cuerpo estaba ahí, pero mi mente se fue a otro lugar, a otro momento, elucubrando cosas que nunca pasarían, haciendo que me perdiera el momento para…

  • Tener una agradable conversación con la cajera en el super, o con mi vecina, que también hacía esa misma cola.
  • Deleitarme con una copa de vino y unas risas durante la cena.
  • Dejar la mente en blanco. Y respirar…
  • Disfrutar del paisaje y la música en el coche.
  • Bromear con mi hija mientras la visto… estrujarla, olerla, conectarme con ella.
  • ESTAR. AQUÍ Y AHORA.

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Todo eso me perdí.

Así que la próxima vez que te asalte el agobio/estrés/sufrimiento/impaciencia/caos-mental repite esta frase como un mantra: No tienes que estar en ningún otro sitio más que en el que estás ahora mismo.

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Dicho todo lo cual, os invito a realizar estos dos sencillos experimentos durante un par de semanas:

  1. Conecta con tus niños. Si eres madre/padre con tus hijos. Si eres profe, con tus alumnos, si ni una cosa ni la otra, conecta con tu niño interior. Y simplemente dedica unos momentos al día a observarlos. Sólo 5 minutos. Una vez al día. Siéntate y sólo míralos con atención mientras juegan. Si te miran, sólo sonríe y mírales a los ojos. Experimenta lo que sucede cuando conectas con el momento presente, sin prisas, sin tareas por hacer, sin ropa por doblar, sin agendas que gestionar, sin deberes que corregir. Permítete ESTAR ahí 5 minutos. Y verás que pasa.
  2. Conecta contigo mismo. No te olvides de ti. Cuídate. Al menos una vez por semana, saca un ratito para ti. No podemos dar lo mejor de nosotros mismos si no estamos bien. Sé que a veces no es fácil disponer de esos ratos con el trabajo, la familia y todo lo demás, pero empieza por planificarte un masaje en la agenda a mediodía y verás que rápido le coges el gustillo al autoamor.

El futuro está hecho de muchos presentes, ¿empezamos a crearlo?

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1 comentario de “Teoría y práctica del AQUÍ y el AHORA. Con ejemplos.”

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