Una de las frases de este confinamiento ha sido el “Éramos felices y no lo sabíamos”. Cuando la escuché, lo primero que pensé es que yo no necesitaba dos meses de aislamiento para darme cuenta de lo mucho que me gustaba mi vida.
Yo era una de esas personas…
✩ Que se levantaba por la mañana con una sonrisa porque tocaba desayunar. Y me encanta desayunar. Si no me daba tiempo y remoloneaba en la cama un rato más o los niños me lo ponían difícil, ese día me llevaba el café puesto. Y convertía el rato de camino al trabajo, de música, de podcast, de conversación con mi mejor amiga o de silencio en el mejor momento del día. Porque cualquier momento puede ser el mejor momento del día, y depende más de ti que de otra cosa.
✩ Que intentaba salir 15 minutos antes para desfogar a los críos entre árboles antes de entrar al cole. No siempre lo conseguía, pero cuando sí, era glorioso. Ese día no les costaba nada entrar a clase. Porque la conexión con lo natural tiene ese efecto en nosotros.
✩ Que los despedía con un abrazo y un grito de guerra: “Hoy va a ser un día GENIAL”. Y normalmente lo era, porque las palabras tienen el poder de cambiar el mundo.
✩ Que disfrutaba en el trabajo, unas veces más, otras menos pero siempre con corazón. Que saboreaba cada café con los compañeros que adoraba. Con los que no tanto, también. Porque las personas que nos lo ponen difícil solo nos hacen de espejo de nuestras propias miserias y nos enseñan cosas de nosotros mismos que tenemos que seguir trabajándonos.
✩ Que hacía picnics en el césped al salir de la guarde con la merienda, solos o con otras mamis. Y solo bastaba mirarles para que dejaran de demandar, porque lo que más ansían los niños de sus padres es la presencia, y algún día no será así. Y ese momento de dejar de hacer era de mis favoritos. Y ya van tres favoritos.
✩ Que juntaba a todos sus amigos solo para celebrar la vida y dar las gracias por estar aquí, porque no sabemos cuando dejaremos de estar. Porque la vida no va de ensayos.
✩ Que iba a la huerta dos o tres veces a la semana, a fundirse en el abrazo de los árboles y de sus perros. Y ese día dormíamos todos mejor, porque el contacto con la naturaleza es un sedante natural.
✩ Que no podía estar sin achuchar a su madre más de dos días seguidos, porque es tan bonita que te dan ganas de colgártela de llavero. Y hace los mejores arroces del universo. Porque si quieres que tu vida sea bonita tienes que rodearte de personas bonitas.
✩ Que cultivaba el disfrute de lo sencillo y las tradiciones como empezar el año con un baño en el mar. Porque las cosas más importantes suelen ser las que no se pueden comprar.
✩ Que viajaba por el mundo en una cama mágica que salía por la ventana con cuatro primos que tengo la suerte de tener por hijos y sobrinos al son de Bethoveen’s 5 Secrets de los Piano Guys. Porque tenemos que dejar salir a nuestro niño interior, que es caótico y maravilloso.
✩ Que al final del día les preguntaba a sus pequeños y a sí misma qué había sido lo mejor del día y normalmente la respuesta siempre era la misma. Porque el mejor momento es el AHORA. Y entonces ese momento se convertía en nuestro favorito. Y ya van cuatro.
Y no. Sentirse afortunada no va de tener una vida perfecta. Es poner el foco en lo que tengo. No en lo que tuve y ya no. No en lo que tendré. No en lo que tienen los demás. “Cuando hacemos esto nuestra luz se apaga chicos”, les digo a mis pequeños. Es una frase que les repito como un mantra en cada despedida.
Y sí, en la vida imperfecta que tenía y que me gustaba…
❧ Era frecuente que los niños derramaran la leche del desayuno, justo cuando íbamos con el tiempo justo y también me daban ganas de gritar.
❧ Y claro que a veces me montaba hiperventilando en el coche porque no llegábamos.
❧ Por supuesto que había días que se me amontonaban muchas cosas en el trabajo y no encontraba la chispa divina y me sentía torpe e insegura…
❧ Que sí, que claro que prefería quedarme en el sofá con una manta en vez de ir a recogerlos y acabar engullendo las sobras de su merienda, porque normalmente no me daba tiempo a comer.
❧ Y sí, yo también discutía con mi madre o no me acordaba de llamar a mi hermana o a esa amiga en la que llevo pensando días porque normalmente iba siempre deprisa, porque odio hablar por teléfono y lo saben.
❧ Y, efectivamente, los viajes en cama voladora solían acabar preguntándome en qué momento se me había ocurrido empezarlos…
❧ Sí, sí, y mil veces sí, cuando llegaba la noche y hora de los cuentos sólo quería encontrar el interruptor de apagado de sus baterías, pero nunca lo encontré.
Y aún así, todo era perfecto porque lo había elegido yo.
Ama tu rutina. No podemos valorar lo que vendrá en el futuro si no nos enamoramos de nuestro presente. No trates de estar en otro sitio que no sea donde estás ahora. Y, si descubres que no es cómo o con quién quieres, cuando volvamos de nuevo a la realidad, quizá sea el momento de cambiarla.
Y sobre aprovechar este confinamiento para cambiar nuestro mundo, os dejo con este vídeo que forma parte de algo bonito en lo que he tenido ocasión de colaborar. Creo que es momento de ralentizar, de poner el foco en lo que realmente importa, de cuidar nuestro interior, de escucharnos. Solo de esa manera podremos escucharles a ellos. Y sostenerles emocionalmente.
Solo podemos dar alas si nosotros mismos nos permitimos volar.
Fantástica historia ; me ha encantado leerte; cuanta razón en tus palabras; este confinamiento nos va a servir a mucha gente quiero creer ; para reflexionar; madurar y priorizar nuestros valores; realmente volver a.rediseñar nuestras vidas; y poner el foco en aquéllo que merece la pena ; en nuestras rutinas de todos los días quien iba.a decir que las íbamos a .hechar de menos? Como es la vida; de contradicciones ; todo cambia de un .momento para otro
.Gracias por hacernos sentir vivos; con tus palabras volveremos a sonreír más a las pequeñas cosas de la vida ; que nos hacen muy felices.
Qué maravilla leerte, gracias por tu energía. Y sí, disfrutemos de las pequeñas grandes cosas🌞
Me encanta…cuanta realidad veo y cuanta verdad en qué pensar…qué bonita nuestra vida con todos sus fallos y momentos agotadores…pero que nos dure mucho, que también rebosa luz y amor (como tú)
Ay hermana… qué ganas tengo de achucharte y de enmarronarnos con la troupe a comer tortitas glutenfree😍